miércoles, 1 de enero de 2014

Clara



CLARA
Dos piezas de 29 x 23 cm
Collage , esmalte sintético y metacrilato sobre tabla.


Para la creación, para el arte, solemos entender que se precisa una mezcla de destreza y conocimiento, de habilidades y sabiduría. Pero lo que le eleva sobre la mera artesanía es la “magia”, el papel cuasi divino que acierta a combinar en una perfecta mixtura modo y estilo, propósito y significado. Manuel Enrique Balón nos acerca con su obra una reflexión sobre las realizaciones del pasado al adoptar el modo de díptico para su presentación, modernizada con el procedimiento elegido, al mezclar técnicas y materiales con el resultado final de un estilismo modernista aderezado con acordes simbolistas.
El tríptico enraíza en las representaciones bizantinas, cuando el artista necesitaba mayor espacio creativo para sus escenas, tanto imperiales como religiosas, a la vez que intentaba transmitir intimidad y recato, además de protección, a las pequeñas obras de carácter devocional personal, instalándoles elementos laterales que se cerraban sobre la imagen, y que terminaron siendo ocupados, también, con representaciones alusivas al tema central. El díptico, derivado de aquel, se limitaba a dos cuerpos pintados que se cerraban sobre sí recordando las portadas de los libros miniados, obras de arte sublimes que conservamos como tesoros. En este sentido, el artista Manuel E. Balón Villar es deudor de aquellas representaciones que heredó el Medioevo europeo y que proliferaron en templos, oratorios, monasterios, conventos y en cualquier centro donde la oración fuera el centro de vida. Así, entronca también con las obras artísticas devocionales que posiblemente viera Clara en su hogar. Es por tanto, una elección acertada, porque sobrevive en ella la matriz creadora que regula no sólo el contenido sino también la forma. Perdura en esta obra, además, un poso del Romanticismo al aspirar a la condición de historia, entremezclando géneros artísticos con la intención de aumentar el significado o la fuerza de las categorías menores que conforman la composición. El díptico de Balón Villar nos habla de Clara sin resquicio a la duda. Protagonista indiscutible del lateral izquierdo, rotundo en su tributo al letrismo, y protagonista indiscutible del lateral derecho, presente en el ramo barroco de azucenas que acercan la imagen al tratamiento italiano de la forma, rítmico y monumental, y al significado religioso de las pinturas flamencas del siglo XV. Todo ello nos conduce al simbolismo trascendental de Hans Memling y de Runge. Como decía más arriba, la obra de Manuel Enrique aúna tiempos, formas y estilos, emergiendo una plástica exacta de relaciones puras, que escribiera Piet Mondrian.
Mª Cruz García Torralbo.



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